el agobio de la decisión me tiene enclaustrado en la total insolación nocturna, si tuvieras que decidirte por uno, ¿cuál de los sentidos escogerías? (pregunta no tan original, pero harto efectiva retomada de algun comentario en antrobiótica)
comienzo el acomodo de los engranes corpóreos y trato de encontrarme...
la luz cuando aparece reflejada en el espejo despidiendosé después de haber corroido mis entrañas, siento que se aleja con ella el incansable taladro matinal, y es cuando pienso a través de la ventana manchada de sol en el verde de las hojas, en el rojo de cielo, en esa niña que corre buscando su globo, aterrizo junto a mi poblada ciudad, el rebozo matinal ha llegado, descubro que la vida diaria ha comenzado cuando cruza frente a mi el cartero regalando felicidades o deudas, pienso en aquel azul, en aquella sonrisa, en las arrugas de mi abuela, y regresa a mi memoria su mirada cálida y húmeda, pienso en regresar al mar, en el vuelo de los peces, trato de atrapar los recuerdos de mi infancia, cierro los ojos y veo el desfile de caras y gestos acompasados de sonrisas y llantos que me han regalado, frente a mi esta la flor, aquella que regalaré, aquella que espero cortar, advierto el rojo en la esquina y me detengo, de la calle sale un dragón, escupe fuego y nos entrega dolor, solo espero que cuando ella regrese la noche sea tan negra que tengamos que abrazarnos para esperar el nuevo despertar...
los murmullos solo se oye el portazo anunciando su escapatoria matinal, aviso infalible que terminaron los silencios, la religión grita por feligreses, el padre se autoriza a darle con todo a la campana, aún recuerdos nuestros gritos nocturnos, la regadera escupe agua y me agita su tronante crugido, mi vecina entona por 3a vez su canción, aún no descifro el contenido pero adoro su ritual, insistó que es un envío entre ella y yo, la radio me anuncia que nuestro espacio sigue "hundido" en la descomposición, a mi solo me apura oír gemir a cualquier voz chillante y escurridiza, la calle me espera, atiende mis deseos y me autoriza a sumarme al ruido, la prisas suenan fatales, un claxón me despierta finalmente, yo solo quería seguir soñando en ella, compartir un goya en CU, la multitud aclamando, y recuerdo que las tardes son tan silenciosas, solo espero que la noche resista nuestro llanto feliz...
los aromas volteo la cabeza buscandola, percibo su ausencia, su sexo no me irradia más su fulgor, esta ausente, algo hace falta, es ella, su esencia tarda en evaporarse, y poco a poco se va, salto en su búsqueda, y solo encuentro los aromas diarios, el café y su cuerpo me ayudan a no caer, recuerdo que es invierno, el frío me salta a la nariz, combina los suaves aromas de sudores nocturnos con los actos amorosos matinales, tengo que huir de mi casa, ella dejo su último rastro aquí, el aliento de su pecho, salgo y descubro que el smog ha comenzado asu diario andar, me guía, me ateriza dentro de una caja, las mujeres me contagian, y solo ansío recibir su noche convertida en humo...
las dulzuras muerdo su sexo, me sabe amargo, sus extremidades se revientan de sudor, salado, frío, nectár, sus dulces piezas, conducen, las mezclo con vodka, un hielo, sabe a mañana fresca, a leche recién horneada, me recuerda mi infancia, todas las micheladas deberían tener su sal, al menos todas las mías, la quiero morder para llevar su sabor conmigo, saborearla, cotejarla y compararla, despierto aún con el sabor de su ausencia, y me largo al mundo a probar, un café tan negro como su sexo, un mole, oaxaca, su sabores, el mar, su sal, abro la boca, entra talandrando, su lengua, destinos sin futuro, comisuras tan ácidas, el piso arde, imagino su piel asada, envuelta en tortilla y nopal, su sangre tan espesa, deberíamos embotellarla, nuestra propia salsa, lamer su tímidez, empalagarme con su miel, recordarla, regresarla, o tan solo poder probarla otra vez cada noche...
las caricias estire el brazo, y sentí su húmeda piel, sus vellos cortados finamente, religiosamente, sentí su pelo como largas esperanzas, acaricié su boca, corregí su alejamiento, me gusta abrazarla, a veces no puedo soltarla, su ausencia delata mis instintos, esta noche no tengo que correr, solo basta con arrojar mi mano sobre su alma, anda tocame tu también, devuelveme la vida perdida, siento el tiempo correr por sus mejillas, el calor de la mañana empieza a llegar, nos avisa que hay que regresar, suelo tocar las mariposas, me gusta quemarme, jugar, sentir una pelota en la mano, abrazar cada tarde, esa piedra me inivta a aventarla, su rugosidad, como arruga, recuerdos de tiempos pasados, salto para tocar esa nube, y deslizo mis dedos por su andar, su cuerpo no tiene fin, en cada rincón siempre hay algo nuevo, se desliza la montaña, hora de regresar a casa, y esperar a tocar su ansiedad nocturna, mi estación final...
solo me resta decir... sigo sin decidir tal vez verla, oírla,olerla, besarla, y sentirla me ayuden a decidir...
el reflejo del sol através de su cara me hacia sentir tambaleante, grilletes inmortales ¿y a dónde más podría haber ido? solo quería aferrarme a sus portentosas caderas, asirme de ellas, esperar su caída, el rojo en mis labios, aquella luz, ese olor de perdida anticipada, esos ojos comiendo de cerca, no había forma de impedirlo, rectángulos, formas imperfectas, siluetas, canciones lejanas, sentencias, solo era el resultado de nuestra imaginación perdida.
¿que importa caer? aún más, profundo, inifinito, final ¿qué importa joderse el alma?
solo quiero volver a volar en su mirada, solo quiero atravesar su sabor, solo quiero su húmeda caricia, penetrarla con todo mi dolor, bendecir sus mentiras, lejos, frío, milagroso quieto, fugaz, mortal.
los saltos que antes me hacian reír, los pies descalzos tan intrépidos y burbujeantes, los colores deslumbrando bajo el sol, un atracón de azúcar con formas varias, mi cara en la ventanilla del auto viejo rompiendo la barrera del aire, un par de juguetes abajo de un árbol, las sonrisas de mi madre, una horda de salvajes felices correteando y pateando una pelota, los gritos de euforia al sonar una chicharra, las pestañas sonrientes de mi maestra, esa niña que me quería besar(uno de las grandes fallas de mi vida, no dejarme) los regaños de mi padre, las caricias de la abuela,